miércoles, 9 de febrero de 2011

Características del topo



Los topos pueden llegar hasta los 20 cm y 550 g de peso, aunque el topo común en España  mide de 11 a 16 centímetros (cabeza y tronco), y su cola de 2,2 a 3,8 cm, con un peso de 65 a 130 gramos.
Los topos excavadores han desarrollado una serie de especializaciones evolutivas para su vida subterránea. Su cuerpo es fusiforme, más típico de animales acuáticos. Sus ojos son diminutos y en ocasiones están cubiertos de piel. Carecen de pabellón auditivo. Los topos confían principalmente en su sentido del tacto y poseen unos pelillos en su cara, extremidades y cola que les permiten "palpar" las superficies. Su hocico es largo y afilado, muy flexible y especialmente sensible.
Sus patas, cortas y fuertes, están provistas de fuertes y grandes uñas que utilizan para escarbar galerías, las cuales pueden alcanzar hasta 150 m de longitud. Los codos se encuentran desplazados dorsalmente y rotados, de modo que las palmas de las extremidades anteriores quedan orientada hacia atrás, potenciando la acción de excavar. Su piel fina y suave facilita el movimiento por la madriguera, tanto hacia delante como hacia atrás. Tienen de cuatro a catorce crías por camada, dos veces al año, y con un período de gestación de 42 días.
Los topos suelen vivir hasta siete años, y se alimentan de lombrices de tierra, insectos y larvas. Son muy voraces, pudiendo ingerir alimentos hasta la mitad de su peso diario. También comen mamíferos pequeños, tales como ratones o incluso otros topos.
El topo evita hacer sus túneles en terrenos pantanosos, o secos y arenososos, prefiriendo los húmedos, tales como praderas, huertas, jardines o bosques.

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